Qué tipo de luz daña más tus ojos
La luz azul y
los rayos UV son algunos tipos que afectan a los ojos y que generalmente no
tomamos en cuenta…
La luz juega
un papel fundamental en la visión. Es necesaria para la percepción del mundo
que nos rodea: formas, detalles y colores.
Los rayos UV
El riesgo de
daños a los ojos asociado a la luz UV ha aumentado debido a la disminución de
ozono en la atmósfera.
La excesiva
exposición sin protección puede producir irritación en los ojos, aumentar el
riesgo de envejecimiento prematuro de los ojos y otras enfermedades como
cataratas y cáncer de párpados.
Tus ojos
están expuestos a los rayos UV todos los días, incluso en días nublados y en
interiores. Más del 40% de la exposición a rayos UV tiene lugar en exteriores
de la luz directa del sol, y llega de los reflejos en los edificios, los
cristales, el agua, el cielo, el suelo y, también, de la parte posterior de tus
lentes, si estas no tienen protección UV.
Luz azul
La luz azul
“buena” (luz azul-turquesa) es esencial para el bienestar general. Es necesaria
para la regulación de los ciclos de sueño-vigilia, el estado de ánimo y el
rendimiento cognitivo.
Pero la luz
puede también ser la causa del envejecimiento prematuro de los ojos. Estudios
recientes revelan que la luz azul-violeta es dañina para las células de la
retina. Esta luz causa, daños a los ojos a largo plazo, ya que puede acelerar
el proceso de degeneración macular asociada a la edad o DMAE.
La luz
azul-violeta aumenta el riesgo de daños en la retina. La exposición acumulativa
a la luz azul-violeta tiene un efecto doble:
·
Aumenta la producción de lipofuscina, un material
metabólico de desgaste que se acumula en las células de la retina con la edad.
Se conoce comúnmente como “marcador de edad” y puede ser encontrado en otros
órganos.
·
La luz azul-violeta activa los componentes
fototóxicos de la lipofuscina, causando la muerte de las células de la retina.
La acumulación de lipofuscina en las células de la retina contribuye al
depósito de drusas (fragmentos amarillentos de material extracelular que suelen
aparecer en personas mayores de 60 años), propias en la DMAE.