Función de la córnea
La córnea es una estructura
del ojo que permite el paso de la luz desde el exterior al interior del ojo y protege
el iris y el cristalino. Posee propiedades ópticas de refracción y para
garantizar su función debe ser transparente y es necesario que mantenga una
curvatura adecuada.
La córnea está integrada por
seis capas celulares: el epitelio corneal, la membrana de Bowman, el estroma
corneal, la capa de DUA, la membrana de Desemet y el epitelio posterior o
endotelio corneal.
La función de la córnea
puede ser dividida en dos tipos de cometidos:
- Actúa como escudo
protector del ojo, protegiéndolo del polvo, de los gérmenes y de otros factores
de riesgo. La córnea comparte esta función protectora con el párpado, la órbita
ocular, las lágrimas y la esclerótica (la parte blanca del ojo).
- Controla el enfoque y la
entrada de luz al ojo. De hecho, es la primera de las lentes que forman el
sistema óptico y es la responsable de las dos terceras partes de la potencia
refractiva (de enfoque) del ojo. La córnea realiza esta función de forma
estática, reforzando la actividad del cristalino que enfoca de manera dinámica adaptándose
para la visión cercana y la visión lejana.
Diversas enfermedades de la
córnea pueden alterar sus características y provocar una visión defectuosa.
- Problemas
de la superficie corneal: alergias, úlceras, erosiones corneales, queratitis…
- Alteraciones de la estructura corneal,
como el queratocono
- Patologías
infecciosas.
- Distrofias
corneales.
- Opacidad
corneal.
Además, los defectos
refractivos (miopía, hipermetropía y astigmatismo) también tienen su origen en
la córnea.
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