lunes, 10 de diciembre de 2018

¿Por qué tenemos los ojos al frente de la cabeza y no al costado?


Si te das una vuelta por un zoológico podrás notar que los animales pueden separarse en dos grupos, de acuerdo a la ubicación de sus ojos.

Están, por ejemplo, pollos, vacas, caballos y cebras que los tienen a los lados de la cabeza.

Mientras que los ojos de otros, como monos, tigres, lechuzas y lobos, están unidos al frente, apuntando hacia adelante.

Todos los humanos obviamente están en el último grupo pero, ¿cuál es la razón de esta división? y ¿cómo terminamos nosotros, los primates, con los ojos al frente?


Hay ventajas y desventajas en la ubicación de los ojos en los animales.

Cuando se desplazan hacia delante de la cara dos campos visuales se traslapan. Es esa superposición –la perspectiva ligeramente distinta sobre la escena al frente que cada uno de tus ojos envía al cerebro– lo que te permite percibir la profundidad.

Los animales que tienen los ojos a los lados no tienen esta percepción de profundidad bien desarrollada, pero sí pueden tener una visión panorámica mucho mayor.

La ubicación de los ojos probablemente evolucionó por distintas razones en diferentes grupos de animales.

En 1922, el oftalmólogo británico Edward Treacher Collins apuntó que los primeros primates necesitaban una vista que les "permitiera mecerse y saltar con precisión de rama en rama… para tomar la comida con sus manos y llevársela a la boca".

Al mudarse a los árboles para escaparse de los depredadores, argumentó Collins, la evolución favoreció en nuestros antepasados un sistema visual con una buena percepción de profundidad.


Básicamente, desarrollando ojos al frente podían desplazarse mejor entre los árboles y también agarrar rápidamente a sus presas.

Su idea pasó luego a ser conocida como la "hipótesis de locomoción arbórea" y prevaleció, con ciertos cambios, por mucho tiempo.

Después de todo, ciertamente el riesgo de no poder medir las distancia entre los árboles era bastante alto.

"El precio que se pagaba por fracasar era una caída de muchos metros a un suelo habitado por bestias carnívoras", escribió el psicoterapeuta visual Christopher Tyler en 1991.

El problema con la hipótesis de Collins es que muchos animales, como las ardillas, han desarrollado sus vidas en los árboles y tienen los ojos a los lados de la cabeza.

Continuará... 

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