¿Por qué podemos ver mejor con luz que sin ella?
Vemos mucho mejor de día que de noche. Tenemos asumido que en la oscuridad
se ve peor desde que nacemos. En la oscuridad vemos las cosas principalmente
más borrosas y distinguimos peor los colores. La respuesta es porque es la suma
de dos factores, uno biológico y otro puramente físico.
¿Cómo vemos?
La luz, que puede entenderse como pequeñas partículas llamadas fotones,
llega a nuestra retina donde produce una excitación en nuestras células
fotoreceptoras que éstas transforman en impulsos eléctricos que el cerebro se
encarga de procesar y convertir en imágenes.
Con esto ya podemos entender que cuanta menos luz, menos fotones nos
llegarán, menos estímulos recibe el cerebro y por lo tanto menos información en
forma de imagen tenemos disponibles.
La explicación biológica
Aquí es donde entran en juego los bastones y los conos y cómo están
distribuidos en la retina. Los conos se sitúan en la zona de visión directa,
donde llega la luz de lo que miramos y prácticamente no encontramos en regiones
más excéntricas. Estos conos son un auténtico prodigio de células fotosensibles
que nos permiten ver todos los colores que conocemos y son los responsables de
la visión normal cuando existe suficiente luz.
Más alejados del “centro” encontramos los bastones. Estas células no son
capaces de distinguir el color y aportan poca información al cerebro de día o
con buena iluminación. Sin embargo, tienen una característica formidable que
hace que sean hipersensibles a cualquier estímulo luminoso que les llega. En
concreto la responsable de la “traducción” fotón-electricidad es una molécula
llamada rodopsina que se disocia al paso de un fotón absorbiéndolo y emitiendo
un impulso eléctrico. Normalmente la rodopsina se encuentra disociada en los
bastones a causa de la cantidad de luz que llega a los ojos y no es hasta que
vuelve recombinarse que nuestros bastones entran en funcionamiento, entre 15-30
minutos después de apagar la luz. Esta es una de las explicaciones de que
necesitemos un tiempo para ver al entrar en un lugar oscuro desde uno muy
iluminado.
En ausencia de buena iluminación son los bastones los encargados de la
visión gracias a la rodopsina. Estos bastones, como hemos visto, se encuentran
en la “periferia” de la retina y, además de permitirnos ver a oscuras, son
responsables de algunos efectos curiosos, como que si llevamos algo al borde de
nuestra visión podamos verlo, pero no distinguir su color, o que a oscuras
vemos mejor las cosas si miramos de indirectamente que apuntando con nuestros
ojos al objeto. De hecho, este último truco se llama visión indirecta y es utilizado
por los astrónomos cuando quieren observar cuerpos con poco brillo.
Continuará
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