lunes, 9 de abril de 2018

¿Por qué los astronautas pierden la vista cuando están en el espacio?


Los astronautas pasan largos periodos de tiempo en el espacio completando misiones. Esta situación prolongada en estado de gravedad cero provoca cambios tanto psicológicos como físicos en ellos. Uno de estos cambios es la pérdida de visión que, después de diversos estudios, parece que al fin se ha dado con la causa de este problema.

Pasar de una situación gravitacional normal a una de gravedad cero, sobre todo en largos periodos de tiempo, pasa factura. Los astronautas que se han visto en estas circunstancias han podido comprobarlo en primera persona. Los exámenes médicos realizados por la NASA y otras instituciones cuando los astronautas han vuelto a la tierra así lo han demostrado también.

Entre los efectos de la no gravedad destacan la pérdida de masa muscular y densidad ósea, el detrimento de volumen en la sangre y una pérdida grave de visión. Este último ha sido un tema que lleva preocupando durante años a los expertos, sobre todo porque puede convertirse en algo irreversible y limitar futuras misiones espaciales.

La NASA fue consciente del problema en el año 2005, al revisar la visión de uno de sus astronautas, John Phillips. Al realizar un examen médico al profesional, los expertos detectaron que sus globos oculares se habían vuelto más planos en su área posterior y que el nervio óptico estaba anormalmente inflamado.

Después de varios estudios en los que no se conseguía dar con la causa de esta pérdida de visión en el espacio, los médicos de la NASA empezaron a pensar que algo estaba aumentando la presión ocular de los astronautas, lo cual provocaba estos graves daños.

En la búsqueda del motivo del incremento de la presión ocular, una de las hipótesis que se barajaron fue la de los fluidos vasculares cambiantes. Esta teoría surgió al pensar que ciertos fluidos se desplazan desde las piernas del astronauta hacia el cerebro en una situación de gravedad cero. Este aumento de líquido en el cerebro sería el causante de una presión no habitual que daría lugar a la pérdida de visión.

El problema llegó cuando un estudio posterior, en el que se utilizó un simulador de ingravidez con sus participantes, demostró que la presión intracraneal en esta situación no aumentaba, sino que en realidad disminuía.

Continuará…

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